miércoles, 20 de abril de 2011

De visita en Tumaco (La perla del pacifico)

Después de 3 o 4 años de ausencia vuelvo a Tumaco (La perla del pacifico). La tierra donde crecí, la tierra que amo. Por razones de fuerza mayor, a mi mamá y hermana, les  tocó irse  de Tumaco, por ende los demás hijos no podíamos volver a estas tierras.  En total somos 4 hijos, 3 hombres y 1 mujer, Yo soy el último. El primero en irse de Tumaco fue mi padre quien se divorció de mi madre. De allí creo que sigue mi hermano mayor quien se presentó a la Policía, mi hermana estudio en Ipiales y después regreso a vivir con mi mama,  mi otro hermano entro a la Universidad Nacional en Manizales y Yo a la del Quindío en Armenia. Mejor dicho nos comenzamos a ir de poquitos y sin ser muy conscientes de ello. Cuando sucedió la amenaza a mi madre fue el adiós definitivo. Lo que más me dolió fue haber salido sin despedirme de nadie. Saber que ya no podría pasar mis vacaciones de universidad en mi tierra. Por razones de seguridad pierdo todo contacto con mis amigos, claro que es una excusa, este contacto ya lo había perdido al entrar a la Universidad. Siempre quise regresar pero mi mamá no me dejaba ir solo. Hasta que se dio la necesidad y viajamos. Creíamos que el viaje se iba a suspender por lo ocurrido en Japón, pero no fue así.
El morro

De Pasto a Tumaco son unas 5 o 6 horas en carro. Toca subir la cordillera y después comenzar a bajar. Este paisaje es muy hermoso porque se siente como se adentra en la cordillera y entra a la selva húmeda de la costa Pacífica nariñense.   Como el tiempo hace sus estragos en la mente humana íbamos recordando en que parte del trayecto estábamos. Mi ma decía un nombre y yo le contestaba que no era así o viceversa. Salíamos de dudas al ver alguna publicidad que contenga el nombre del pueblo que pasábamos. Llegamos en la noche a eso de las 10 pm. Al entrar a Tumaco, como cosa rara, algunos barrios estaban sin servicio de energía eléctrica. En los 17 años que viví allí aprendimos a convivir con las constantes fallas eléctricas presentadas. A veces pasábamos 2 o 3 semanas sin este servicio. Como en mi pueblo no hay acueducto toca recolectar el agua en tanques de almacenamiento. Sin energía eléctrica no se puede recolectar el agua y allí si pailas. Creía que por ser sábado Tumaco nos iba a recibir con sus parlantes a todo volumen (allí son columnas de sonido, como las que tienen las discotecas, un tumaqueño puede tener su casa hecha una nada pero tiene su full equipo de sonido) pero no fue así. Un silencio absoluto. Fue lo más raro que note. Un sábado muchas casas están de rumba, es normal ver, en un mismo barrio, tres o cuatro columnas, pero esta vez no.


Un baobabs
Descansamos ese día y el domingo fuimos a re conocer Tumaco. Queríamos ver si había algo nuevo o todo seguía igual. De hecho todo sigue igual un poco más de comercio.  Pero nada nuevo. Recorrimos sus calles y parques. Los olores, tráfico, gente caminando, basuras en las calles, el calor, todo nos parecía agradable. Hechos que anteriormente nos hubieran disgustados ahora nos parecían hermosos. Una ida a Tumaco no está completa sin ir al Morro, principal playa, donde nos quedamos toda la tarde. Lástima que el sol no fue tan bonito como en otras épocas pero se disfrutó. De allí volvimos a la casa. Al otro día fuimos hacer lo que teníamos que hacer y regresamos a Pasto. A chupar frio. La ida a Tumaco es muy significativa porque es donde pasamos los mejores momentos de nuestra vida familiar. Allí pasamos momentos agradables y malos. Allí todos mis hermanos se criaron. Pasamos nuestra infancia y adolescencia. Por eso creo que es tan significativo. Visitar la perla del Pacifico por última vez fue magnifico. Una buena despedida de Locombia. Ahora la siguiente parada es Quito, donde ya tengo hospedaje. Donde la ruta se va realizando poco a poco. Sin afán con calma.

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